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El enfoque para conseguirlo es ser más resiliente ante el estrés.

Eso te permitirá más estabilidad emocional, ganaras en bienestar y por lo tanto en autoestima.

Primero: ¿Cuál es la razón que nos hace perder el espíritu de las vacaciones?

Aquí hablaremos del estrés.


¿Qué es el estrés?

Muy sencillo: Es una activación de nuestro sistema. Eso sucede cuando nos enfrentamos a una situación algo retadora. Por ejemplo, poner límites si no estas acostumbrada, empezar a vivir sola después de una ruptura, tal vez entregar un trabajo, o atender a otras personas.

No necesariamente el estrés es malo, de hecho es lo que te da la energía para ir a adelante en lo que estas involucrada. Pero si esta activación es mantenida por un largo periodo de tiempo donde no has tenido la posibilidad de regresar a un estado de menos activación, allí sí que puede tener efectos no deseados.


Es como una goma sobre la cual estiramos constantemente. Si seguimos haciéndolo, perderá de su flexibilidad, rompe en nuestros dedos. Eso es el equivalente de cuando nos irritamos ante las cosas. Ya no hay ese margen de flexibilidad que nos permite evaluar la respuesta que queremos dar. Solo es reacción ante estimulo.


Segundo: ¿Ante el estrés, cómo ser resiliente?


Como con la goma, volver a su rango de flexibilidad, donde todavia hay espacio para estirarse. Necesitas buscar un equilibrio entre lo que te es retador (donde tensas la goma), y lo que te hace bien (donde ya no hay estrés).

Ese equilibrio es algo que tienes naturalmente integrado para muchas otras cosas. Te lavas los dientes cuando están sucios, comes cuando necesitas energía, duermes cuando estas cansada. No estas constantemente tirando de la cuerda a su máximo.


Volvemos a lo nuestro; ¿cómo ser resiliente ante el estrés? Promueve en ti, conscientemente, la desaceleración. Para apoyar tu sistema, pásale la información de que por un momento ya puede bajar la guardia, respirar, tranquilizarse. De allí "recargas las pilas" de tu sistema nervioso. Eso es lo que consigues con las vacaciones.


Tercero: ¿Cómo conseguir esta desaceleración?


Con tus recursos. Son todo lo que te hace sentir bien & sana.

Para identificarlos, te invito a tomarte un tiempo, sentarte & reflexionar sobre ello: Haz una lista de todo lo que te ha gustado hacer durante tus vacaciones. Por ejemplo: leer, pasear, tomar un buen desayuno en familia.

Para que no sea solo un concepto mental pero desde una vivencia, es sumamente importante involucrar tu cuerpo en este ejercicio. Incluye tus sensaciones físicas. ¿Cómo sabes lo que te gusto?

!Si no sabes hacer esta conexión, aprende como, haciendo una sesión!


Una vez tienes toda tu lista hecha, elige 3 o simplemente 1 cosa que puedas traer a tu vida actual. Por ejemplo, pasear con una amiga , o tomar el sol un ratito cada día.


Cuarto: ¿Cómo practicar la desaceleración?


Esta acción está hecha de varias etapas. La primera es adquirir un compromiso contigo misma de practicar cada semana eso que te hace bien. Desafortunadamente, no hay milagros. Si no cambias tu rutina, no vas a cambiar tu vida. Y nadie lo hará por ti.

Pero tampoco se trata dar la vuelta a todo.

Yo soy de todo poco a poco, con regularidad y a largo plazo

Verdad que se ha vuelto un automatismo lavarte los dientes todos los días? Consigue lo mismo con tu bienestar. Intégralo en tu vida.


Si no te sale, tal vez es porque hay más cosas de tras fondo que te lo dificulta. Entonces, pide ayuda. Haz una sesión conmigo o con otra persona. Da igual como, yo te animo a que aprendas a cuidarte.


Conocerte y practicar lo que te hace bien,

es lo que te permitirá sentirte bien y ver tu vida ir a mejor

¿Sabías que 1 de cada 4 personas sufre cada año de una enfermedad mental?

A nivel mundial, más de 264 millones personas, de todas las edades, sufren de depresión.


¿Cuántas veces comentaste en el trabajo que te dolía la cabeza o hablaste con una vecina de la lesión grave en la pierna que sufrió? ¿Conocemos muy bien los síntomas o las medidas de prevención contra el COVID19? En fin, estamos muy familiarizados como las repercusiones de un desequilibrio en el cuerpo fisco.


Pero, qué pasa cuando: sientes ansiedad, inseguridad, desanimó día tras día, claustrofobia, que no consigues sentir que lo vales a pesar de esforzarte mucho, que te despiertas en medio de la noche y no puedes volver a dormirte? Cuando sientes que no puedes con un día más aunque físicamente todo está bien. ¿Cómo de fácil es para ti hablar de ello con tu jefa/jefe, pareja, o mejor amiga/o?


La Organización Mundial de la Salud dice que la salud mental “(…) es la capacidad de pensar, aprender y comprender sus propias emociones y las reacciones de los demás. La salud mental es un estado de equilibrio interno, como con su entorno. Factores físicos, psicológicos, sociales, culturales, espirituales, participan interrelacionándose en crear este equilibrio ”.


Salud mental trata de tu bienestar. Asimismo haz cosas que te hacen sentir bien. Por ejemplo; charlar con un amigo, dar un agradable paseo, hacer manualidades.


Un trastorno mental o una enfermedad mental es cuando tu “salud mental” se ha puesto enferma. Al igual que te ocurre con una lesión física, tu salud mental también fluctúa. Consecuentemente, por supuesto, puede curarse o estabilizarse, permitiéndote continuar con tu vida y disfrutarla nuevamente.


Lograr el éxito en el trabajo o en casa con tus seres queridos, solo se podrás conseguir aceptando los altibajos emocionales que naturalmente atravesamos todos. Tus sentimientos o tus pensamientos son parte de quien eres. Además, son tan reales e importantes para tenerlos en cuenta como tu cuerpo físico. Cierto que sabes la importancia de comer sano y hacer una actividad física para mantenerte en forma? Pues sería lo natural e indudablemente importante incluir en tu consideración tus estados afectivos para mantenerte saludable.


Reconocer que es natural y hablar sobre ello, con una persona de confianza, puede ayudarte a remontarlos más fácilmente.


Si sientes que tu vida podría ser más liviana, que no te reconoces desde hace tiempo, que vivir el día día te cuesta, o que sientes cualquier otro desafío en salud mental, que sepas que puedes comunicarte conmigo. Te animo a una charla para simplemente compartir lo que te está ocurriendo. No juzgar es parte de mi enfoque. Junto/as podríamos pensar en las opciones existentes que podrían ayudarte a sentir aliviado ante lo que estás viviendo o, encontrar la ayuda adicional que necesites para recuperarte del todo.


Busca ayuda y empieza a sentirte mejor.





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