¿Por qué los animales en libertad, que viven situaciones de vida o muerte a diario, raras veces se trauman?
¿Cómo es que nosotras, personas llamados seres evolucionados vamos tan ansiosos por la vida?

Utilizo una técnica de gestión del estrés y renegociación del trauma llamada: experiencia somática. Te animo a que reserves una sesión escribiéndome a LydieNirmala@gmail.com
Para entender cómo trabaja este procedimiento, hay que entender como llegamos a sentirnos mal. A continuación te lo explico de manera muy simplista:
Ante una situación que percibimos como peligrosa, una parte de nuestro cerebro, conocido como el cerebro reptiliano toma el mando. Deseoso de permitirnos dar la mejor respuesta de supervivencia, a través de nuestro sistema nervioso autónomo (Simpático/ Parasimpático), altera todo el funcionamiento corporal. Entre otros; músculos, vísceras, ritmos de los flujos, sentido de la vista, olfato, etc. Así como activa importantes cantidades de energía para lanzarnos – sin un pensamiento consciente, racional – pero desde un análisis automático – en una respuesta física de lucha, huida o congelamiento.

Aunque hoy en día el objeto de la alteración puede ser radicalmente diferente que cuando vivíamos en las cavernas, la respuesta reptiliana de defensa fisiológica y física sigue siendo la misma. Es también lo que ocurre en los animales. Para el ser humano, hay que entender que el grado de dificultad de la situación no se encuentra en el evento en sí, sino en como la persona se siente ante ella. Por ejemplo, ver un ratoncito puede activarte por completo. En cambio, escalar paredes de montaña puede ser tu hobbies de fin de semana.
Estos ciclos de superación están hechos para tener una duración limitada en el tiempo. Una vez que haya pasado la situación desafiante, deberían terminarse permitiéndonos volver a un estado de tranquilidad y normalidad, llevando a su vez cada función del cuerpo a regresa a un funcionamiento equilibrado. Sin embargo, para que eso suceda, la energía generada tiene que ser usada por completo. Si no, se queda atrapada en el cuerpo, manteniendo la señal de amenaza encendida.
Tal vez habrás visto en un programa de televisión, una gacela en fuga por su vida, que consigue escapar de las garras de un león. ¿Pudiste ver cómo, una vez que ha terminado de correr se pone a temblar? Con ese movimiento involuntario está descargando la energía sobrante de su huida. Sera una vez terminado con ello, al rato, que la gacela podrá volver a pastar como si nada.

A deferencia de los animales, se desarrolló nuestra habilidad de comunicación, del lenguaje, del razonamiento/pensamiento, de la planificación, organización, y la capacidad de movimientos voluntarios. Asimismo, evoluciono nuestro cerebro, con el neocórtex, o llamado cerebro superior/ pensante. Incluso tenemos al cerebro límbico, o cerebro emocional involucrado en la vinculación con otras personas, la relevancia emocional de las experiencias, etc. Aunque nos son muy útiles en nuestra vida actual, en caso de eventos abrumadores pueden interferir con los ciclos automáticos de carga y descarga mandado por el cerebro reptiliano. Como resultado, no conseguimos aliviarnos de esta energía sobrante y nos quedamos atrapados en el evento. Seguimos reviviéndolo dentro nosotros, debido a que unas alteraciones en nuestra funciones vitales siguen movilizándose. De hecho, según la técnica Experiencia Somática, los síntomas del estrés son adaptaciones del cuerpo para gerenciar esas energías residuales de respuestas defensivas incompletas.
En mi próximo artículo te explicaré cómo la técnica Experiencia Somática, nos permite completar estos ciclos de activación y volver a un estado de autorregulación. Eso es la clave para aliviar los síntomas del estrés al igual que renegociar los traumas.
Si sufres por el estrés o por un trauma, no esperes más, pide una sesión. Escríbeme a LydieNirmala@gmail.com o visita mi web LydieNirmala.com. Desde la práctica te acompañaré en descubrir la sabiduría innata de tu cuerpo para que vuelas a un estado de vida & equilibrio.